domingo, 8 de mayo de 2011

Carta de un hijo(a) a todos los padres y madres del mundo


No me des todo lo que pida. A veces sólo pido para ver hasta cuándo puedo obtener.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.

No des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me sugieres las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo, pero también si es un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufre.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti. Aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder confianza en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga "el porqué lo hice". A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estás equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos ya que porque seamos familia eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa que tú no haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas y no lo que no hagas.

Cuando te cuente un problema mío, no me digas: "No tengo tiempo para boberías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

Y... quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

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